Tal y como os prometimos en nuestra última entrada, aquí os dejamos el resto de instantáneas de la sesión que le dedicamos al proyecto de Jose María.
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miércoles, 25 de julio de 2012
domingo, 22 de julio de 2012
Decapados y algo mas
La verdad es que el tiempo pasa volando y no pensábamos que desde finales de mayo no traíamos contenidos al blog de lo que va pasando en el cuartel general de Acero Recycling.
A lo largo de la semana os pondremos al día de los dos últimos proyectos que han pasado por nuestras manos. En esta ocasión ambos tenían en común el decapado y barnizado del cuadro.
Hoy hablaremos del primero de ellos. Hace ya algunas semanas que Jose María se llevó su bicicleta de piñón fijo, montada por el y en su día también pintada de color negro. Con el tiempo se cansó del color y pensó en nosotros para llevar a cabo un pequeño lavado de cara: decapado y lacado en satinado.
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Limpieza y engrasado. Fundamental para la vida de nuestros componentes. |
Por supuesto, no hay bicicleta que pase por nuestras manos que no merezca el mejor de los cuidados. En el caso de Jose María fue suficiente con limpiar y engrasar el conjunto de cazoletas Miche del eje pedalier y los rodamientos de la dirección.
El proceso de decapado y barnizado ya lo conoceis, asi que no os aburriremos mas con él y pasamos directamente al resultado final y breve mas fotos.
lunes, 16 de abril de 2012
Subida al Pto. de Navacerrada a Piñon Fijo
Fue una salida épica, si señor!. Como deben ser las buenas salidas en bici. Esas para recordar, no sabemos si toda una vida, pero si dará para aburrir a los amigos en mas de una tertulia entorno a unas cervezas.
Sábado 14 de Abril. 07:30am. Suena el despertador. Estamos decididos a afrontar nuestro reto una semana antes de la convocatoria oficial de la que nos hicimos eco en su momento en nuestra página de Facebook. La noche anterior no nos hemos preocupado de mirar el pronóstico meteorológico, algo de los que nos acordaríamos mas adelante, y saliendo del garaje con el coche ya cargado y desayunados nos sorprenden las primeras gotas de lluvia sobre el parabrisas.
Nos preparamos en la gasolinera cercana a la rotonda que cruza la Cta. de Collado Villalba. Allí un par de ciclistas, atraídos por la Morata Revisited que tenemos puesta en su caballete, se acercan a preguntar como funciona esto y por nuestras intenciones. Declaradas no sin modestia nuestras intenciones y tras unas risas, nos subimos a la bici y tomamos dirección a la rotonda para tomar la calle Cerca de Cascarrilla, que es la carretera que sube hasta el puerto.
Hemos modificado la Morata Revisited. Por defecto lleva un plato Eighthinch de 46 dientes y un piñón genérico de 16 dientes. Esto es un desarrollo que si se está acostumbrado, se mueve fácilmente en ciudad y es muy efectivo en carretera, incluso para entrenar. Para esta ocasión hemos realizado un 2 en 1 con el plato interior de unas bielas de Campagnolo Chorus/Athena C Record obteniendo unas preciosas bielas de un solo plato de 39 dientes (en nuestra entrada de la pagina de Facebook del mismo sábado por la mañana se menciona 36 dientes siendo esta cifra incorrecta).
Pasamos la rotonda y cuando estamos por empezar a coger ritmo pinchamos. Además de parches llevamos una cámara, así que sin pensarlo nos ponemos manos a la obra a cambiarla rápidamente. Nuestra pareja ciclista se para al lado nuestro y amablemente nos ofrecen una cámara (de válvula de 60mm!) y su teléfono móvil por si necesitamos algo. Agradeciéndoles infinitamente el detalle rechazamos ambas cosas, sustituimos la cámara, montamos la rueda, tensamos, hinchamos y a rodar de nuevo.
El resto de la subida no tiene mucho secreto. Nos repetimos constantemente que debemos dosificar el esfuerzo ante la exigencia desconocida de la ruta. En su día subimos con la Zeleris Custom y fue exigente, así que imaginamos que con piñón fijo no va a ser un paseo precisamente. Es sumamente importante hidratarse a pequeños sorbos pero constantemente para evitar cualquier tipo de problema muscular. Nuestras provisiones se limitan a un plátano, un Redbull y tres barritas energéticas de las cuales consumimos solo dos.
Todo transcurría normalmente. Caía una suave lluvia que no llegaba a molestar (todo lo contrario) y el ejercicio no nos permitía darnos cuenta de la temperatura, ni de la real, ni de la sensación térmica. Llegamos al pueblo de Navacerrada, es donde empieza el primer desnivel serio pero con la tranquilidad de que pasada la desviación a la Cta. de Los Molinos Cerceda (M-607), existe una pequeña zona de aparcamiento donde, sin bajarnos de la bici repondríamos fuerzas y líquidos.
A partir de los 1400 metros de altitud ya fue otra historia. La nieve se hizo patente y se hacía oír golpeando el chubasquero constantemente. El arcén de la carretera comenzaba a acumular una capa de nieve de 1cm que resbalaba con cada pedalada por lo que nos obligaba a rodar por el carril. Algún coche de vez en cuando, maquinas quitanieves respetando exageradamente la distancia de seguridad y algún exabrupto por nuestra parte de vez en cuando fueron la constante hasta el kilómetro 17 donde exhaustos por el sobreesfuerzo, decidimos darnos un brake y realizar el siguiente kilómetro a pie tras el cual nos montamos de nuevo sobre la bici para llegar al puerto.
Arriba tomamos un café e intentamos realizar la bajada pero el tiempo había empeorado considerablemente y la carretera en el sentido de bajada, al estar menos transitada corría el riesgo de estar helada. Aun así le dimos una oportunidad e iniciamos el descenso lentamente y con precaución hasta los 1600 donde ya nos sentíamos los dedos de la manos y paramos a Isabel y Fernando quienes amablemente nos bajaron hasta la gasolinera donde se encontraba el coche (de ahí la linea recta en la traza de Sports Tracker que incluimos mas abajo).
Eso es todo, esperamos que el próximo sábado el tiempo nos acompañe para disfrutar aun mas de la subida.
Nos preparamos en la gasolinera cercana a la rotonda que cruza la Cta. de Collado Villalba. Allí un par de ciclistas, atraídos por la Morata Revisited que tenemos puesta en su caballete, se acercan a preguntar como funciona esto y por nuestras intenciones. Declaradas no sin modestia nuestras intenciones y tras unas risas, nos subimos a la bici y tomamos dirección a la rotonda para tomar la calle Cerca de Cascarrilla, que es la carretera que sube hasta el puerto.
Hemos modificado la Morata Revisited. Por defecto lleva un plato Eighthinch de 46 dientes y un piñón genérico de 16 dientes. Esto es un desarrollo que si se está acostumbrado, se mueve fácilmente en ciudad y es muy efectivo en carretera, incluso para entrenar. Para esta ocasión hemos realizado un 2 en 1 con el plato interior de unas bielas de Campagnolo Chorus/Athena C Record obteniendo unas preciosas bielas de un solo plato de 39 dientes (en nuestra entrada de la pagina de Facebook del mismo sábado por la mañana se menciona 36 dientes siendo esta cifra incorrecta).
Pasamos la rotonda y cuando estamos por empezar a coger ritmo pinchamos. Además de parches llevamos una cámara, así que sin pensarlo nos ponemos manos a la obra a cambiarla rápidamente. Nuestra pareja ciclista se para al lado nuestro y amablemente nos ofrecen una cámara (de válvula de 60mm!) y su teléfono móvil por si necesitamos algo. Agradeciéndoles infinitamente el detalle rechazamos ambas cosas, sustituimos la cámara, montamos la rueda, tensamos, hinchamos y a rodar de nuevo.
El resto de la subida no tiene mucho secreto. Nos repetimos constantemente que debemos dosificar el esfuerzo ante la exigencia desconocida de la ruta. En su día subimos con la Zeleris Custom y fue exigente, así que imaginamos que con piñón fijo no va a ser un paseo precisamente. Es sumamente importante hidratarse a pequeños sorbos pero constantemente para evitar cualquier tipo de problema muscular. Nuestras provisiones se limitan a un plátano, un Redbull y tres barritas energéticas de las cuales consumimos solo dos.
Todo transcurría normalmente. Caía una suave lluvia que no llegaba a molestar (todo lo contrario) y el ejercicio no nos permitía darnos cuenta de la temperatura, ni de la real, ni de la sensación térmica. Llegamos al pueblo de Navacerrada, es donde empieza el primer desnivel serio pero con la tranquilidad de que pasada la desviación a la Cta. de Los Molinos Cerceda (M-607), existe una pequeña zona de aparcamiento donde, sin bajarnos de la bici repondríamos fuerzas y líquidos.
A partir de los 1400 metros de altitud ya fue otra historia. La nieve se hizo patente y se hacía oír golpeando el chubasquero constantemente. El arcén de la carretera comenzaba a acumular una capa de nieve de 1cm que resbalaba con cada pedalada por lo que nos obligaba a rodar por el carril. Algún coche de vez en cuando, maquinas quitanieves respetando exageradamente la distancia de seguridad y algún exabrupto por nuestra parte de vez en cuando fueron la constante hasta el kilómetro 17 donde exhaustos por el sobreesfuerzo, decidimos darnos un brake y realizar el siguiente kilómetro a pie tras el cual nos montamos de nuevo sobre la bici para llegar al puerto.
Arriba tomamos un café e intentamos realizar la bajada pero el tiempo había empeorado considerablemente y la carretera en el sentido de bajada, al estar menos transitada corría el riesgo de estar helada. Aun así le dimos una oportunidad e iniciamos el descenso lentamente y con precaución hasta los 1600 donde ya nos sentíamos los dedos de la manos y paramos a Isabel y Fernando quienes amablemente nos bajaron hasta la gasolinera donde se encontraba el coche (de ahí la linea recta en la traza de Sports Tracker que incluimos mas abajo).
Eso es todo, esperamos que el próximo sábado el tiempo nos acompañe para disfrutar aun mas de la subida.
martes, 8 de febrero de 2011
Fixie o single?... pues las dos
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